jueves, 30 de agosto de 2012

El cofre del tesoro

O para ser más exactos: los cofres del tesoro... porque si mis botones son mis tesoros... sólo pueden estar guardados en "cofres"... 


A medida que avanzaba mi colección de botones empezaba a pensar dónde podría guardarlos que no quedaran guardados del todo, que pudiera verlos, que adornaran, que no estuvieran escondidos y, sobre todo, que me sirviera para tenerlos lo suficientemente a la vista como para que sus colores me inspiraran nuevos trabajos en los que incluirlos. 


Además, si hay otra cosa que también me gusta es encender una vela, a ser posible aromática, porque me relaja un montón ver la llama. Así que me encontraba con dos problemas: los botones aumentaban y los vasitos en los que venían las velas también y me daba pena tirarlos. 


Conclusión: tenía que unir unos con otros para conseguir lo que quería. Y así están ahora: tengo los botones más bonitos, los más vistosos, guardados en estos vasos en una estantería al lado de mi máquina de coser para irlos organizando por colores. Algunos ya están casi llenos... os decía en otra entrada que tenía muchos rojos y verdes y ahora podréis verlos... pero aún necesito más vasos para los botones blancos y  negros, que aunque son de los que menos tengo, no tienen todavía su vaso para lucirse. 


Un pequeño vistazo al interior de los vasos... los morados y lilas. 


Los botones naranjas, más o menos claros, más o menos chillones. 


Todos los tonos de azul... desde el claro casi blanco, hasta el oscuro casi negro... 


Marrones, beige, cremas... incluso hay alguno en un tono madera muy bonito. 


Rojos... con el vaso prácticamente lleno. 


Amarillos con todas sus tonalidades. 


Verdes... tengo que dejar de comprar botones verdes... 


Rosas, fucsias... 


Hay más, pero estos son mis favoritos.

lunes, 27 de agosto de 2012

Boina


Muchas veces empiezo una labor sólo por probar, no porque de verdad vaya a usarla yo o se la vaya a regalar a alguien, si no por conocer la técnica y aprender cosas nuevas. Es el caso de esta boina.

Tenía el gráfico en japonés y como nunca había hecho nada siguiendo un gráfico así, decidí probarlo a ver qué salía.


Estoy satisfecha con el resultado, aunque también es verdad que para empezar elegí un patrón sencillo. 


Se teje en redondo desde el centro hacia afuera con una sucesión de puntos altos según va indicando el patrón. 


Quizá sea más vistosa por el color... un rosa "antiguo" de una lana súper suave que me encanta tejer, la misma que utilizo para los amigurumis. 


Seguro que hubiera sido mejor que os la enseñara puesta en la cabeza, en mi cabeza, pero os aseguro que le favorece más al vaso que utilicé para las fotos... me encantan todos los gorros, sombreros, boinas... pero luego me veo tan rara con ellos... 


Aún así, seguiré probando con este tipo de patrones. Me gusta el estilo de las labores japonesas y sus libros están llenos de fotografías y gráficos que facilitan muchísimo realizar las labores aunque no entendamos ni un símbolo de este idioma. 


Así que os animo a intentarlo... no descartéis haceros con uno de estos libros por el idioma porque no es necesario saber ni una palabra. 


Claro está que es más cómodo en español, pero hay poca variedad y, a veces, es difícil encontrar exactamente lo que queremos hacer. 


Como se ve en estas fotos, la boina se termina con unas vueltas de puntos bajos para ajustarla a la cabeza. 


Lo calificaría como una labor perfecta para principiantes. No os animáis??? 


martes, 14 de agosto de 2012

Chal Elise

Recordando la fábula de la hormiga y la cigarra, yo me convierto en hormiga para empezar a preparar el invierno rodeándome ahora de lana. 


Mis agujas echan humo, tanto las de ganchillo como las de tejer. Antes de acabar una labor, ya ronda por mi cabeza la siguiente.


Seguro que más de una ya ha reconocido este chal: el Elise, pues hace tres meses organizaron un cal en Labores en red para tejerlo. 


Por aquel entonces no me apunté porque me pareció complicadísimo, pero después de ver unos cuantos terminados me puse a estudiar el patrón y resultó ser más fácil de lo que yo pensaba. 


Y cómo me alegro de haberlo intentado porque me gusta muchísimo el resultado. 


Está tejido en dos tonos de gris: más claro para casi todo el cuerpo del chal y más oscuro para las dos últimas vueltas y para el remate. 


Como la mayor parte de los chales, cambian un montón después de bloquearlos y este no iba a ser menos: es entonces cuando se empieza a ver todo el calado, cuando se distingue el efecto de encaje que se ha tejido. 


Y es tras el bloqueado cuando mejor se ve también el efecto de la sencilla puntilla que adorna el borde el chal. 


Ha sido una labor que, a medida que avanzaba, tenía más y más ganas de verla terminada, pero que cuando la acabas te da pena y piensas en volver a hacerlo.


Lo mejor es que es bastante rápido de hacer porque además permite adaptar el patrón a la medida que te guste, sólo es cuestión de hacer más o menos repeticiones. 


Sí, será un patrón que repetiré. 


martes, 7 de agosto de 2012

Un regalo

Después de un montón de entradas enseñándoos amigurumis, ha llegado el momento de explicar su origen.

Los amigurumis provienen de Japón y además de ser un juguete o adorno, tienen por objetivo reconciliarnos con ese niño que todos tenemos aún dentro de nosotros y que, a veces, cuesta tanto sacar.

Además, cada amigurumi tiene un "alma" que lo convierte en amigo y confidente en momentos de tristeza o alegría, dando también protección y consuelo.


Este osito será el amigo y confidente de un niño muy deseado. Un niño que pronto estará en los brazos de sus padres para hacerles las personas más felices del mundo. 


En cuanto supe la feliz noticia, sentí que tenía que hacerle un amigurumi que le acompañara, un amigo que pudiera abrazar por las noches y al que le contara sus sueños. 


He vivido parte del sueño de sus padres y me alegro muchísimo por ellos. Me ha hecho creer que existen historias con final feliz. 


Que no hay que abandonar los sueños... que al final se hacen realidad... 

jueves, 2 de agosto de 2012

Tiempo de otras cosas

Cuando empieza el buen tiempo, cuando llega el calor, las ganas no son las mismas y las distracciones que me separan de las labores surgen más a menudo de lo que me gustaría.



Yo aprovecho el tiempo aumentando el número de mis tesoros, consiguiendo más pequeñas joyas para poder usar más adelante, cuando vuelvan las ganas de coger una aguja. Aunque algo voy haciendo, ya no sigo el mismo ritmo de hace unas semanas... el calor me deja así, sin fuerzas... 



Sólo me apetece admirar estos botones y soñar... pensar qué puedo hacer con ellos... 



Incluso llenar cuadernos de bocetos e ideas para cuando bajen las temperaturas y no me dé tanta pereza coser. 



Porque ahora... creo que llevo más de un mes sin tocar la máquina de coser y me da que la última vez fue para subirle el bajo a un pantalón... 



Anoche lo intenté, pero el calor no es lo mío y al poco de empezar lo dejé, se me fueron las ganas. 



De lo que no se me van las ganas es de aumentar esta colección, aunque tendré que reprimir mis próximas compras de botones rojos y verdes, que son ya más del doble de los que tengo de otros colores. 



De hecho, si os fijáis en las fotos, casi siempre hay algún botón verde o rojo entre mis favoritos.